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Mayo mes de la salud mental

La salud mental es un tema de vital importancia. Esta se encarga de que tengamos calidad de vida en el tema de nuestros pensamientos, emociones y comportamiento. Cuando tenemos alguna dificultad en cualquiera de estas tres áreas, tenemos un problema de salud mental. Esto no quiere decir que estamos “locos” sino que hay algo que está mal que requiere atenderse. Puede ser que la persona esté pasando por una depresión, o padezca de ansiedad, o de ataques de pánico. En los Estados Unidos cerca de 40 millones de personas sufren de ansiedad, esto es el 18% de la población. Es importante mencionar que las enfermedades mentales pueden tratarse; es triste pensar que algunas personas viven con alguna dificultad mental por años y nunca se tratan es como si tuvieran un dolor crónico y jamás fueran al médico.
Las emociones
Una manera fácil de poder identificar algunas dificultades de salud mental es observar nuestras emociones. Tristeza, enojo, felicidad, miedo, son emociones que todos los seres humanos en algún momento de la vida experimentamos. La intensidad con la que sentimos estas emociones puede variar de nivel o el tiempo que se experimentan. Esto es normal, el problema surge cuando no encontramos cómo regular una emoción o como hacer para que desaparezca. Algunas veces las emociones son tan intensas que la persona no es capaz de atender su vida ordinaria. Cuando esto ocurre es importante atenderse.
¿Qué sabemos de nuestras emociones?
Las emociones nos afectan a todos. Surgen de repente, sin pensarlo ni programarlas. Nadie puede decir, “dentro de 15 minutos me voy a enojar y luego de 10 minutos, estaré muy feliz.” Suena absurdo, ¿verdad? Las emociones llegan sin pedirnos permiso. Son el resultado de la interpretación que hacemos de lo que vivimos.

Las emociones no son ni buenas ni malas
Experimentar enojo, por ejemplo, no es ni bueno ni malo. Pero la reacción ante el enojo es lo que puede ser “buena o mala”. Si yo me enojo porque alguien le da un golpe a mi auto, por ejemplo, y reacciono golpeando el carro de quién me hizo el daño; o peor aún, corro a gritarle y confrontarlo con violencia, nada bueno me va a traer. En cambio, puedo utilizar la energía que da el enojo, para buscar quién fue quién provocó el daño, o bien moverme rápido para tomar fotos de las placas del auto o hasta -de manera calmada- acercarme a la persona para pedirle que tome responsabilidad del daño. Este ejemplo ilustra una misma emoción -enojo- y dos diferentes reacciones. Así es con todas las emociones, no tenemos la libertad de sentirlas o no, pero sí la libertad de reaccionar de una manera o de otra.
En ocasiones, ni nosotros mismos reconocemos nuestras emociones. Hay momentos en que mostramos enojo cuando en realidad hay tristeza o sentimos rechazo o frustración, pero en cambio, pensamos que estamos enojados. Es más fácil a veces sentirse enojado que rechazado y por eso tenemos estas reacciones que son muy comprensibles y humanas. En momentos es difícil aceptar y atender una emoción cuando ésta causa tanto dolor.
Las emociones nos paralizan
Hay otras ocasiones que las emociones son tan intensas que no nos dejan actuar. Cuando esto ocurre es como si la emoción nos tuviera secuestrados, sin poder pensar. Reaccionamos peleando o huyendo o paralizándonos. Luego ya que pasa el evento que provocó la emoción, podemos pensar con calma, e incluso nos sorprendemos cómo fue qué pudimos actuar de tal o cuál manera. Y es precisamente porque el organismo tiene un mecanismo muy delicado que es que actuamos así; busca protegernos.

Como decía antes, las emociones surgen por la manera en que interpretamos una situación. Cada uno experimenta las cosas de manera diversa y todo dependerá de las experiencias vividas. Por ejemplo, una persona puede estar feliz por un día nublado y lluvioso porque le recuerda su tierra natal y las tardes que pasaba con la abuela. Para otra persona un día lluvioso y nublado puede hacerle recordar la tarde en que murió algún ser querido. Ayuda mucho comprender y recordar que cada uno reacciona de diferente manera a las cosas que nos ocurre.
Atender nuestras emociones es cuidar la salud
Es importante atender nuestras emociones, éstas son una gran fuente de información. Cuando las emociones surgen, algo nos están tratando de decir. Herman Hess dice que no atender a una emoción es como si apagáramos una estrella. Necesitamos darnos tiempo para entrar a nuestro interior y ver que hay ahí… para eso hay que buscar momentos en los que podamos guardar silencio interior y realmente escuchar. Para poder hacer eso en ocasiones se requiere ayuda de un especialista; los seres humanos tenemos muchas maneras de sobrellevar las cosas y puede ser que no sepamos ni cómo escuchar nuestro interior. Cuando esto sucede, las emociones intensas suelen aparecer como migrañas, problemas de digestión, presión alta hasta enfermedades más serias como problemas autoinmunes.
Tengamos presente que las emociones son como si nosotros los humanos tuviéramos un sistema de alarma, como los que se colocan en los edificios para detectar fuego o humo. Las emociones cuando surgen de manera muy intensa y sin poder controlarlas o bien se “estacionan” día tras día como la tristeza o la ansiedad, es como si se encendiera la alarma diciéndonos “algo está mal”. No podemos dejarlo así hay que actuar y saber de dónde vienen, ¿qué las provoca?, ¿qué se puede hacer para cambiar la situación?, o bien ¿cómo aprender a regularlas? En ocasiones lo que ayuda es ver la situación desde otra manera. Un especialista en la salud mental es de gran ayuda para cuando esto ocurre.

Mayo es el mes de la Salud Mental. La salud mental atiende todo tipo de dificultades, desde problemas serios como la esquizofrenia, hasta problemas de desregularización de las emociones como el estrés agudo o la depresión. También se atienden casos de dificultades de relaciones entre las personas, o un cambio de vida, por ejemplo, un fallecimiento de una persona, la pérdida del trabajo, el cambio de la ciudad donde uno vive. Las personas que atienden la salud mental son principalmente los psiquiatras, los psicólogos, los consejeros o los trabajadores sociales.
Si al leer este artículo crees que visitar a un experto en salud mental te ayudaría a sentirte mejor en tu vida, a resolver tus dificultades emocionales, mejorar tus relaciones interpersonales, o bien sentirte más satisfecho con las circunstancias de tu vida, no dudes en visitar a un experto en salud mental. En el Valle estamos varios consejeros que hablamos español.

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